21/7/08

Deseo de Poder

Por Wendy Marton

Como novela es un buen libro de historia.
El círculo mágico (Katherine Neville, Ed. B), narra la historia de Ariel, una joven norteamericana que trabaja en un centro nuclear de Idaho (Estados Unidos), a la que van sucediéndole cientos de cosas tras enterarse de la muerte de su hermano (en realidad primo) Sam. Esta novela teje una serie de historias, basadas en hechos reales acaecidos miles de años antes de Jesucristo y otras después, con una compleja trama familiar.

Tras la muerte de una de las personas más queridas de su familia, Ariel recibe la noticia de que es heredera de unos manuscritos que podrían dar a conocer al mundo lo que muchos líderes (Adolf Hitler, Nerón, Calígula, por citar algunos) buscaron durante tanto tiempo: una fuente inagotable de poder no solo para vivir más allá de la muerte, sino además para dominar al mundo, una vez que reunieran trece objetos sagrados (Santo Grial, clavos, espada y lanza, entre otros), y que esto coincidiera con el cambio de éon (una era, que en este caso está representada por cada signo zodiacal y que se renueva cada mil millones de años. Aquí en el libro habla de la era de Acuario). Estos manuscritos fueron reunidos por la abuela de Ariel, Pandora, quien se encargó de dividirlos en cuatro partes, para que una sola persona no poseyera todo ese conocimiento e intentara apropiarse del mundo.

Aunque un poco extensa para mi gusto, y complicada demás en lo que a relaciones familiares se refiere (el tío no es el tío, la tía es la abuela, el novio es el primo, el primo no es nada, y así), está mucho mejor documentada y elaborada que la novela publicada por Dan Brown -y que tanto éxito alcanzó-
El Código Da Vinci. A pesar de haber sido publicada antes, El círculo mágico al parecer no contiene la magia necesaria para atrapar a la gente, a pesar de haber sido publicada mucho antes que El Código Da Vinci y ser mucho mejor.

Básicamente, hace la relación entre las religiones, que alguna vez tuvieron todas un eje común. Además, sostiene que Jesús confió su sabiduría a cuatro personas de su círculo: Santiago, que fue destinado después a Brigantium, hogar de la diosa celta Brígida; Juan Zebedeo, a Éfeso, hogar de la diosa griega Artemisa, o Diana, en latín; y Simón Pedro, a Roma, hogar de la primera Gran Madre frigia (la piedra negra transportada desde Anatolia central, que ahora se conserva en la colina palatina); y Miriam de Magdala, más conocida por nosotros como María Magdalena. Ésta última, inclusive, habría sido depositaria de muchos más conocimientos de Jesús, que sus apóstoles.

Ah, y también sostiene que en realidad la primera mujer de Adán no fue Eva, sino Lilit. Interesante, como novela y como aporte, además de entretenida. Insisto, si leyó
El Código Da Vinci, este libro le parecerá mucho mejor.

El eje central del libro es el deseo de poder, y busca crear una conciencia sobre lo que es capaz de hacer la humanidad para obtenerlo, aún a costa sacrificar miles de vidas humanas. Un cuestionamiento que se hace Ariel, en uno de los capítulos, es sobre qué lleva a una persona como Hitler a matar tanta gente en busca de un supuesto poder. Y Zoé, su tia-abuela, le responde con otra interrogante aún mayor: qué lleva a una persona a creer que esto no puede hacerse para alcanzar el bien de toda la humanidad.

Mas allá de que puede parecer la típica dualidad americana, le invito a leer el libro y descubrir si Ariel consigue descifrar el misterio. No se arrepentirá.

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