25/3/08

Vivir para leerlo

Por Wendy Marton

«La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla».

Con las disculpas para quien lea esto, “Vivir para contarla”, de Gabriel García Márquez (Ed. DE BOLSILLO, 2002), está escrito para dos tipos de gente. Para quienes aman los libros, y a través de las vivencias de Gabriel García Márquez pueden forjarse una idea de los libros que pueden y deben ser leídos, quizá en el mismo orden que él los va narrando; y para los periodistas.

Quienes abrazamos el oficio de comunicar, “el mejor oficio del mundo” según García Márquez, sentimos plena identificación con los relatos de juventud del reportero Gabito, quien después se convertiría en el ganador del Premio Nóbel.

En este libro de más de 500 páginas, García Márquez relata, de una manera vívida, su infancia y juventud, y el camino transitado para convertirse en escritor. Nacido en una familia de escasos recursos, y con diez hermanos que dependían de él tanto como su padre y su madre, García Márquez dejó de lado la “carga económica” de mantener a su familia y se decidió por sus sueños. Y tal vez fue la mejor decisión que pudo haber tomado en toda su vida.

Pero su pesar por su voluntad de dedicarse a la escritura, cuando su padre quería que fuese abogado, se nota en el relato que desarrolla en gran parte del libro sobre la vida que llevaban y llevan aún hoy parte de sus diez hermanos, principalmente, y en menor medida en su madre, figura clave de su vida y sus historias (después de su abuelo materno).

A través de “Vivir para contarla”, se cuentan detalles de cómo nacieron “El amor en los tiempos del Cólera” (a mi criterio su segunda mejor obra después de “Cien años de Soledad”); “Relato de un Naufrago”, “Crónica de una muerte Anunciada”; “Cien años de Soledad”; “La Hojarasca”, entre otros.

“Vivir para contarla” es un libro para disfrutar, para sentir y revivir todo lo que vivió García Márquez, pues cada etapa de su vida es relatada con una maestría única.
Para quienes deseen disfrutar de un paseo mágico por la vida de García Márquez, y adorarlo aún más de lo que lo adoran al leer sus libros, solo queda citar la frase de contratapa del libro, que reza:
«A los que un día le dirán: "Esto fuiste", "esto hiciste" o "esto imaginaste", Gabo se les adelanta y dice simplemente: soy, seré, imaginé. Esto recuerdo. Gracias por la memoria.» CARLOS FUENTES.

1 comentario:

HCF. dijo...

Indudablemente, los buenos periodistas y los buenos comunicadores viven ligados a la literatura, como consumidores o productores, contando historias o aprendiendo de quienes las cuentan. García Márquez, Roa Bastos, Truman Capote, Ortega y Gasset...sobran los ejemplos que reflejan la fusión magistral entre el periodista y el escritor, el que vive las historias día y día y las plasma en libros que perduren por siempre.
En todo caso, la historia no es más que aquello que cuentan y que recordamos. Entonces, qué mejor que aprenderla de la mano de quienes saben cómo escribirla para regalarnos, junto con el conocimiento, el placer de la lectura.