¿Acaso somos unos pocos quienes nadamos contra la corriente? ¿Acaso somos unos pocos quienes creemos que debe haber justicia en nuestro país?
Los secuestradores y asesinos de Cecilia Cubas recibieron una condena ejemplar. Y estoy muy de acuerdo con ello.
Pero, ¿será que esa condena fue a raíz del peso político y económico que tuvieron y tienen los padres de la joven asesinada y de los cuales carecen las víctimas del Ycua Bolaños?
La justicia es corrupta en Paraguay. Pero nosotros tenemos en gran parte la culpa por no denunciarlos, por no exigir que se elijan buenos magistrados o administradores de justicia.
Es hora de exigir. Exigir, y no cesar en el intento.
Estoy absolutamente en contra de la violencia. No deseo la muerte de la Familia Paiva ni castigos físicos para sus miembros. No es mi estilo.
Pero sí deseo con todo corazón la cadena perpetua para todos los culpables de la muerte de 400 personas. Porque lo hayan querido o no, por avaricia, una mala decisión o adrede, deben pagar por todas y cada una de las víctimas.
Por cada muerto, merecen una condena de 25 de años. Por cada familia cercenada, merecen el repudio total.
Por cada persona herida que hoy (física y psicológica) y por siempre debe seguir un tratamiento, merecen una condena.
Pero no solo ellos deben ser condeandos. También deben ser condenados quienes con su omisión permitieron que el local sea una bomba de tiempo. Funcionarios municipales que prefieron ignorar las normas, y que hoy son tan culpables como los Paiva.
Porque entiendo que pudieron no haber tenido los recursos necesarios para los controles, pero sí poseían la capacidad de discernir el peligro que representaba un local inadecuado para el servicio que ofrecía.
Hoy siguen pidiendo justicia los familiares y amigos de 400 personas que murieron quemadas en el supermercado Ycua Bolaños de Asunción el 1 de agosto de 2004.
Ojalá seamos capaces de lograr revertir de nuevo la libertad de gente así como los Paiva. Avaros, insensibles, faltos de fé y ética. Faltos de amor al prójimo, pero con excesivo amor al dinero y al poder que representaba tener tantos locales.
Tal vez asi nuestro país podría empezar a mejorar.
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